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miércoles, 7 de diciembre de 2016

INTENTO FALLIDO AL AKIOUD Y DESCENSO A MZIK: 4ª JORNADA EN EL ATLAS.

En ocasiones, una retirada de una montaña es el mayor de los éxitos. Nunca sabré qué hubiese ocurrido de haber continuado, pero, ¿de verdad hubiese merecido la pena haberlo intentado por muy pequeño que fuese el riesgo asumido? Esta es la historia de una corta y rápida ascensión abortada a un pico que parecía muy guapo, pero que no pudo ser. No me arrepiento. El Akioud seguirá ahí, y siempre podré volver a lanzar una nueva tentativa.

Por lo pronto el día anterior, 3 integrantes del grupo deciden no subir. Ya no sé si fue intuición por su parte, que realmente se encontraban mal, o que sencillamente no querían pegarse la paliza, porque luego hay que bajar. En todo caso, desde luego, pareció que fue una auténtica intuición.

4:30 de la mañana, el peor despertar de todos estos días. El dolor de cabeza me quiere matar, y para mayor desgracia tengo el estómago revuelto. Malos presagios. Desayuno lo mínimo, y me tomo mi inseparable compañero: el iboprofeno. A ver si hoy obra el milagro de nuevo.

5 de la mañana; ¿pero que horas son estas? Preparándonos a la entrada del refugio.


Mi cara no hace presagiar nada bueno....


La ascensión comienza hacia el sur, por donde subimos ayer. A un kilómetro del refugio giramos hacia la derecha (oeste). Tendríamos que haber ascendido por el interior de una angosta garganta, pero el guía nos mete por la derecha de la misma, para evitar la nieve acumulada. Ahora no vimos nada de esto, ya que vamos a oscuras, con la única luz de los frontales. empezamos a subir por una empinada ladera, donde se intuye la caida. Y más adelante empiezan las trepadas, a oscuras, con la única luz de los frontales. Sorprendentemente, estas trepadas en la noche me animan, y me encuentro mejor


Pero en una de ellas con bastante roca suelta, una vez que habíamos pasado 3, una roca de gran diemensión cayó. El resto decidió buscar un trazado alternativo. La verdad, aunque me lo estoy pasando bien, veo que la ruta de hoy tiene más riesgo que la de estos días atras.


Una vez reagrupados, continuamos subiendo, ahora ya por una franca pala de nieve.


Primeras luces del día. El Akioud al fondo.


Mucha nieve, y ha subido la temperatura respecto a los dos días anteriores. Aunque una vez pasadas las trepadas, vuelvo a encontrarme peor, y estoy destemplado.


Tenemos dudas respecto a la mejor ruta. Empezamos a ver cierto riesgo en la ascensión.


Aunque las vistas reconfortan.


El Akioud más cerca. Pero en un momento, recuerdo bien que voy penúltimo, y que estoy justo haciendo una de las zetas que vamos trazando, oigo como una especie de explosión sorda hacia el Akioud. En un primer momento pensé en una avión, o en algún alud provocado (los he visto en Formigal). Pero inmediatamente sentí como la placa de nieve vibraba bajo mis pies. Nos quedamos todos parados, en silencio, casi conteniendo la respiración. Fueron segundos de muchísima tensión. Decidimos subir hacia una especie de alto, buscando un punto más seguro para decidir que hacer.


Aunque hay división de opiniones, la mayoría estamos por darnos la vuelta. Sobre todo cuando preguntamos al guía, y nos dice que hay que volver por este valle. Esto más adelante con el calor que parece que va a hacer, se puede poner peor.


Desde la posición más segura, contemplamos el descenso que tenemos por delante.


Y en estas dos fotos, hacia la derecha se ve el alud, que creo fue el que provocó el sonido.


Aquí se ve mejor. Por ahí teníamos que haber pasado.


Tomada la decisión, hay que bajar, lo más rápido posible hasta zona de seguridad. Dejamos entre 15-20 mts entre cada uno, y con la mayor rapidez posible vamos a travesando la pala.


Abandonando el intento al Akioud.


Una vez pasada la zona de riesgo, respiro ya más tranquilo. No diría que he pasado miedo, más bien mucha tensión, pero curiosamente miedo no. Aun así, reconozco que una vez pasado el peligro, respiré con alivio.


Más abajo, nos metemos en la garganta, por cuyo margen izquierdo habíamos subido a oscuroas.


Abandonando el intento al Akioud


En la garganta.






Con el Afella detrás


Entrada a la garganta. A la derecha se ve nuestra huella de esta mañana.


A las 8 llegamos al refugio, y nuestros compañeros, que ya han desayunado nos preguntan que ha ocurrido.


Una vez en el refugio recogemos, y nos preparamos para bajar a Mzik (una aldea un poco más allá de Imlil). Comemos a las 11:00 (sí, los horarios han sido de lo más extraño en estos 4 días), y nos disponemos a bajar.



Trasiego de porteadores en ambos sentidos.


Despedida de los refugios del Toubkal




La bajada, poca historia, es el mismo camino que de subida.




Parada en el puesto a 2.800 mts de altitud



Preparando las mulas. Hasta aquí, los petates grandes los han traido los porteadores.






Abajo Chamharouch


Unos vivacs improvisados


Caravana. Hoy subían una expedición de 40 ingleses. Más toda la gente con la que nos cruzamos. Tuvimos mucha suerte, ya que como estuvimos justo después de la borrasca, la afluencia fue bastante escasa, sobre todo los primeros días.




El santuario, y la curiosa roca blanca. Me quedó la duda de si era pintada, o si realmente era una roca que desentonaba tanto con su entorno.


La misma foto que en la subida


Yo me acerqué solo al santuario. Parece ser que aquí se practican alguna especie de ritos, pero que no pertenecen al islam. Vienen peregrinos a solicitar deseos (práctica prohibida por la religión islámica), o incluso a hacer las paces o tratar asuntos con los espíritus. Desde luego un lugar en un enclave único. Este enclave también es conocido como Sultán del Diablo. Desde luego, un lugar fantástico para venir solo y quedarte a pasar la noche, jijiji.


Imagenes del pueblo.




El café, donde ya me esperan mis compañeros.



Un rebaño de cabras pasó mientras nos tomábamos un descanso.






Continuamos el descenso, echando las últimas miradas a estos picos.



En medio de la aridez del terreno, el verde se impone en algunas praderas.





Entada al parque.



Amred




No bajamos a Imlil, donde comenzó nuestra aventura, sino a Mzik, una aldea, un par de kilómetros más abajo. Bueno, no exactamente más abajo, sino más al noroeste, porque al día siguiente nos tocó bajar.




Abancalamientos en Mzik.


Las siguientes fotos son de Michel, la mayoría del día siguiente. Pero yo el día de llegada a esta aldea, estaba demasiado fundido para sacar fotos, y al día siguiente se me fastidió el objetivo de la cámara, así que no tengo ninguna foto de Mzik










Costó llegar hasta el albergue, que era bastante básico, pero después de 4 días de montaña y un refugio, la verdad que nos pareció el ritz. Nos pusieron unos pastelitos que al menos yo devoré, jijiji... aquí estoy recuperando todo lo que había perdido los días anteriores, y más de lo que había perdido, jijiji.



Aquí acabó esta aventura. Bueno, aun quedaba la bajada a Imlil, el viaje a Marrakech, el vuelo a Madrid, y el viaje en coche a Bilbao, pero la aventura como tal, terminó en el albergue de Mzik. Esta noche dormí como hacía mucho tiempo que no dormía. 9 horas prácticamente seguidas, y me levanté el jueves sin atisbos de dolores de cabeza.

No voy a hacer resumenes ni dificultad de esta última jornada. Tan solo decir que el Akioud continúa allí, esperando a que quizás algún día pueda volver a tentar su cima; quién sabe. Mientras tanto me llevo un montón de momentos y recuerdos, de vivencias, de dolor y sufrimiento, pero sobre todo de alegría, de compañerismo, de felicidad, en definitiva de montaña. No sé. Creo que cuando Eva me dio permiso para venir, no se daba cuenta de que estaba abriendo la caja de Pandora. Porque lo cierto es que ahora el cueropo me pide más, me pide nuevos viajes, nuevas aventuras, nuevos retos, nuevas montañas. Veremos que me depara el futuro. Mientras, anque no sé si alguna vez me leerán, me gustaría agradecer:
- a Ismael por su eterna paciencia, con un grupo tan dispar
- a Jose, por su fuerza y tenacidad
- a Ruben, por ser la alegría del grupo (espero que podamos vernos intentando el Mont Blanc)
- a Michel y Cristina, por toda su experiencia y compañerismo
- a Manu por ser el líder en los momentos difíciles
- a Carlos por todos los momentos divertidos que nos brindó.
- a Garbiñe por marcarmen tantas veces el ritmo, por no alterarse por nada y por sus consejos
- a Paula, por todo, espero que algún día nos encontremos en el valle del Aragón con tu sueño cumplido (y que mejores tu inglés, jijiji)
- a Juan, por ser como un enorme oso de peluche.
A todos, por estos maravillosos 4 días. Pase lo que pase os llevo ya para siempre ne mi recuerdo.