Etiquetas

domingo, 17 de febrero de 2013

ANBOTO INVERNAL POR PAGOZELAI

Poca presentación necesita el Anboto. Mi montaña favorita, la subo por lo menos una vez al año desde 2003, y procuro que siempre tengo algo nuevo (la ruta, la compañía, las condiciones...). En este caso, voy a intentar su ascensión por la normal de Urkiola, pero en condiciones invernales. Creo que es más sencillo afrontarlo por Anboto Sakona (normal por el norte), pero tengo que estar en casa a la hora de comer, y creo que esta ruta me llevará bastante más tiempo.

Dejo el coche ne Urkiola. Aunque el día es soleado, el viento sopla fuerte, y la sensación térmica es bastante baja. Subiendo las campas entre árboles, camino de Urkiolamendi (o Urkiolaguirre).




Al salir del arbolado, aparece el Alluitz:


Otro típico de Urkila:


Saibigain; ¿para cuando su cima?


Más Alluitz:


Y me voy metiendo en la boca de lobo. El sol se divisa luchando contra las nubes que entran con el viento, y trayendo un frío del carajo:


Algo se deja entrever:




Llegando a la cima, una silueta de otro montañero se divisa envuelta en la bruma:


Imagenes fatasmagóricas


Por ahí anda el vértice geodésico:


Las nubes se abren algo, y me dejan contemplar la bajada; ambiente auténticamente invernal:


Un arbolillo buscando la tenue luz del sol:


Y por fin diviso el Anboto.


En principio había pensado en coger la diagonal al Elgoin, y continuar por cresta. Pero dado que la visibilidad va y viene por momentos, y que no lo conozco, decido hacer la normal de Pagozelai:


Asuntza invernal:


Al llegar a Asuntza parece que despeja: ¿será posible? Me he perdido todas las vistas de Urkiolamendi.


Vista hacia el vallecito que sube desde Atxarte:


Y la diagonal que se intuye, pero si vuelven a entrar las nubes y no lo veo claro.... prefiero la seguridad de la normal, archiconocida.


Sigo por la pista que lleva primero a Pagozelai y luego a Zabalandi. Mirada atrás con las increíbles vistas (no por conocidas dejan de gustarme):



Asuntza y Urkiolamendi:



Paredes rocosas que caen de la arista:



Retratando mi sombra:



Por allí asoma el Anboto:



Colosal:



Pagozelai. No es la perspectiva más bonita de Anboto, pero incluso desde aquí tiene su encanto:



Mirada atrás. Urkiolamendi de nuevo tapada:



Empiezo a buscar el camino de acceso a la cara sur (la que remonta entre el hayedo). El camino que recuerdo está impracticable (nieve hasta las caderas). Un poco antes, a la derecha, sale un camino, que tiene huella.



Y empiezo a subir, detrás de uno grupito de 4 montañeros. El Orixol, también tapado:



Nubes bajas:





La subida, con la huella. La huella estaba bastante dura, así que decidí calzarme los hierros, para avanzar más rápido y seguro. Si te salías de la huella te podías hundir fácilmente hasta la cintura.



Pendiente llevadera:



Paso al grupito, algunos de los cuales lo estaba pasando mal (iban sin hierros).



Y me aproximo a la cresta. ¡¡¡Que espactáculo!!!



Mirada atrás: no es para tanto



Premio: la cumbre rodada de una especie de halo



Salgo a la roca, y me quito los hierros, tampoco eran necesarios, pero ya que los traía prefería avanzar con seguridad:



Último neverito antes de salir a Saintzen Puntie, justo en la cresta. No me volví a poner los crampones; no había demasiada inclinación:



Salida a la cresta. Uff, como pega aquí el viento; la temperatura ha descendido varios grados de golpe:



Tramo más delicado de la ascensión. Esas placas que se atragantan a muchas personas en verano y con buen tiempo ya que están muy pulidas por el paso de montañeros, ahora están absolutamente mojadas. El peligro es evidente, y voy asegurando cada paso:



Pero no es lo peor. Estos pasitos, que en verano no tienen nada, ahora están cubiertos por sendos neveros, que conducen como una escupidera al abismo. Además el viento sopla furioso (afortunadamente me empuja contra la roca):



Paso con más miedo que verguenza. Desde arriba:



Ultimo neverito antes de la cumbre:



Cima de Anboto, por primera vez en condiciones invernales. No me entretengo nada. Me bajo unos metros a la cara norte, para comer algo. Coincido con otros 3 montañeros. 4 personas en la cima de Anboto un domingo. No sé si alguna vez lo habré visto



Arista desde mi refugio temporal de la cara norte:



No me entretengo demasiado. El día dista mucho de ser agradable, y quiero llegar a zona segura cuanto antes. El destrepe, que en verano apenas si es tal, ahora se las trae. Tengo que asegurar cada paso, la roca resbala mil demonios, los asideros para las manos no valen demasiado porque las tengo heladas (me he traido los guantes finos, pensando que no iba a hacer así en altura). Bueno al final llego al collado y comienzo el descenso. Me cruzo con los 4 montañeros, que deciden no seguir. También les digo que la cosa no está para bromas arriba.

La bajada, sin crampones, mucho más divertida, aunque alguna vez me hundo hasta la cintura. Por el bosque:



Gorbeia, que bonito estás:



Esa "M" perfecta de aramotz



Urkiolamendi, ahora descubierto:



Ya en la pista, bajando hacia Asuntza:



Asuntza:



Fuente del pol-pol







Así está Urkiola de nieve



Me despido:



Bajo por la pista, y aunque no muchas, me entretengo con alguna foto; Saibigain:



El santuario:



Aquí abajo sí que ha venido gente:



Para acabar unas panos del día:









Excursión típica, que he hecho varias veces, con algunas variantes, pero nunca en condiciones invernales. Sigo pensando que esta ruta por mucho que sea normal, es bastante más difícil y peligrosa que la de Anboto Sakona. En estas condiciones se acrecenta la dificultad, sobre todo en la placa inicial desde la cresta, con roca muy pulida y mojada hay que asegurar cada paso y tomárselo con mucha calma. Los neveros de la travesía final dan mucha más sensación de patio que en verano cuando se pasan caminando sin más.

En cuanto a la subida hasta la cresta por el hayedo, se puede hacer sin crampones (no supera los 30º) pero con nieve muy dura o hielo, creo que la seguridad bien vale ponerselos.

Primera invernal a este emblemático monte: ya tengo los 3 grandes en condiciones invernales, después de que el año pasado subiese el Aizkorri.