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jueves, 6 de agosto de 2009

GR-11 ETAPA 4: BUJARUELO-PANTICOSA

Tras el desayuno salimos temprano remontando el valle de Bujaruelo, hacia la cabecera del río Ara. Al llegar al refugio de Ordisio, poco más de una hora, nos encontramos con la primera imagen del imperial Vignamale, el cual nos acompañará el resto de la ascensión:



La subida es agradable y nada aspera, remontando con suavidad el valle, la dureza llegará cuando alcancemos la cabecera del Ara. Todo el camino es sencillamente espectacular, ofreciéndonos imágenes como estas:




Llegamos a la choza de los batanes (en realidad yo no vi ninguna choza ni punto de referencia), pero aquí surgen las 3 gargantas y hay que tener cuidado. Nosotros hemos de coger la que sale hacia la izquierda (barranco de los batanes). La que sale de frente sube al collado de Letrero, y si nos equivocamos no sería fatídico, ya que podemos llegar a Panticosa dando un rodeo. La que sale a nuestra derecha remonta hasta el circo de los Mulos y pasa a Francia.

Comenzamos a subir el barranco de los Batanes, y el Vignemale nos ofrece esta vista:



Llegamos a los ibones de Brazato, ya cerca del cuello alto de Brazato:



Aquí estoy yo llegando al cuello de brazato:



Una vez en el cuello "solo" nos queda la "divertida" bajada hata Panticosa. Esta bajada se hace literalmente eterna. Pensabamos haber subido al Baciás, pero finalmente al irse echando encima nubes de tormenta decidimos no alargar más la jornada y tirar para abajo. Bordeamos los ibones de Bramatuero, y los Reyes de Panticosa, Garno Negro y Argualas nos saludan:



Vajamos hacia el espectacular hoyo de Panticosa, rodeado de montañas:



La jornada nos ha llevado 8 horas y media con paradas, con unos 1200 mts de subida y 1000 mts de bajada en unos 18 kms. La subida es más cómoda y progresiva que la bajada que es muy rápida.

La zona de Baños de Panticosa está horrorosa ya que han constuído un resort que por la crisis ha quedado a media, dejando los barracones y basuras de la obra por cualquier sitio. En fin, es lo que tiene el desarrollo inmobiliario que ha degradado estas maravillosas zonas de montaña.

El refugio casa de piedra está muy bien, tanto el alojamiento (habitaciones múltiples) como las personas que lo llevan, los más simpáticos con diferencia de toda la ruta. La verdad que quedamos encantados con el trato en este lugar.

Mañana afrontamos la etapa reina, la que nos llevará al punto más alto del GR-11, el collado de Tebarray, y probablemente la más larga.

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