Etiquetas

domingo, 1 de noviembre de 2009

OTOÑO EN URKIOLA

El sábado 31 de octubre tenía pensado la que iba a ser mi primera intentona sobre la integral Alluitz-Anboto, por el paso del infierno. Pues bueno, el hecho es que como me fallaron todos los canguros posibles para mi crío, no pudo ser. Y como tenía mono de Urkiola, dije, que leches, por qué no? me lo llevo al hayedo de Urkiola y así que vaya conociendo un poquillo el monte, y a ver si se va aficionando. Así que me busqué una ruta sencillita, al Ollargan, apenas 100 mts de desnivel desde el santuario y excelente camino, y a ver si esta vez consigo que Danel haga cima por primer vez a sus dos añitos (ya lo había intentado un par de veces en recorrido igualmente sencillos, pero siempre se me cansaba).

Bueno, a mitad de camino se me paro y me pidió volver, así que sigue sin hacer cumbre, pero el objetivo del día que era pasar el día juntos en la naturaleza, lo cumplimos sobradamente, y a Danel le encantaron los hayedos, los "akallos" (es como llama a los caballos) y andar entre las hojas caídas en los hayedos, aunque creo que lo que más le gustó fue el santuario.

Así que sin mucho madrugar, me dirijo a Urkiola, y al llegar, así nos saluda un roble con sus mejores galas



Tras la preceptiva visita a la "iglesia" (le encantan), empezamos a andar por la pista que sale a mano derecha, justo antes que la que cogemos para subir a la fuente de Pol Pol y camino de Anboto. Apenas hemos salido del santuario, y ya la primera "recolecta" de hojas:



Hojas coloreadas de otoño:



Danel hundiéndose en la tupida alfombra de hojas



Otra "recolecta"



El hayedo viste así de bonito




Seguimos el camino con alguna dificultad, ¿que pasa? ¿ya no quieres seguir?



A no, que ahora ha cogido "txampa"



Tras un recodo del camino, nos encontramos con esto:



Parada obligada para contemplar y saludar a los "akallos" que le encantan, aunque le dan algo de respeto. Cogido en brazos me acerco para que lo pueda acariciar, pero se asustan y huyen... no tengo fotos de la maniobra, porque claro, en mi ausencia no hay quién maneje la cámara. Así que no queda otra más que despedirnos de los bonitos "akallos"



Seguimos subiendo, estaremos aproximadamente a mitad de camino (si llega), pero Danel se planta, y dice que quiere volver, y donde manda patrón....

A la vuelta, vemos este precioso acebo, cargado como pocas veces he visto (a la ida no me fijé).



Y algunos detalles de las hojas y frutos del mismo





Bajamos un poquito más, y así aparecen los bosques hacia Gorbeia y Lekanda



Y hacia Saibigain y Eskubagatx



Esta solo con Saibigain como fondo (es que es la que más me gustaba)



Más colorido otoñal:



Y decidimos parar a comer (bueno decide Danel, que aunque es cerca de la una, yo todavía aguanto). Nos metemos en este bonito hayedo




y encontramos una campa donde sentarnos a comer



Ummm, a ver que me han preparado de comer... bueno, un poco de todo, no está mal, y en el monte todo sabe mejor



Después de comer, volvemos al primer hayedo, nueva recolección de hojas "para mamá" que no ha podido venir por trabajo (bueno, y porque esto del monte no es que la vaya mucho)



Ahora toca jugar un hacer un poco el burro



Uyuyuy, aquí casi se come la cámara



Ahora toca recolectar directamente de la rama



Ahora toca jugar. ¿Quién me ha metido aquí?



Bien pensado me he metido yo solito, pero ¿que pinta este cacharro en mitad del monte?



Aita, ahora sí que me he encajado y no puedo salir



Una última foto, tratando de captar los colores del otoño



Volvemos al santuario, y claro, Danel quiere entrar de nuevo, aunque ya habíamos entrado a la mañana. Segunda preceptiva visita al Santuario de Urkiola





BAjando el puerto, no me puedo sustraer a parar un momento y retratar a 3 de los colosos de Urkiola. Alluitz, con el paso del infierno (por allí arriba había tenido previsto estar hoy)



El Untzillaitz, con la Gran Diagonal destacada



Y el Aitxiki, el único que todavía no he subido



Bonita jornada otoñal por Urkiola, aunque los bosques todavía no han cogido el color en todo su esplendor, y muy bien acompañado por mi hijo; era la primera vez que salíamos los dos solos a una excursión larga (las veces anteriores, siempre habíamos ido también con su madre), y bueno, aunque no hicimos cima, nos lo pasamos de maravilla, que es de lo que se trata cuando se va con niños. Si yo empecé a hacer montaña seriamente con 32 años, creo que lleva mucho mejor carrera montañera que yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario