Ganas tenía ya de hacer una salida, y aunque esta sea ligera (voy acompañado de Eva y Danel), es a un lugar que tengo muchas ganas de conocer: el monte higedo, uno de los mayores y mejor conservados bosques caducifoleos de la cordillera cantábrica.
¿Donde nos encontramos? Cerca de donde nace el Ebro, en los confines de las provincias de Burgos y Cantabria, justo al sur del majestuoso embalse del Ebro, nos econtramos con esta mancha de robles y hayas. Más al sur, el Ebro ha excavado profundos cañones que le permiten atravesar las últimas estribaciones de la cordillera, para dirigirse en su largo recorrido al Mediterraneo. Aun más al sur, los páramos de la Lora con continuación hacia el este por el páramo de Masa, algunos de los lugares más despoblados y desolados de la península.
"El sendero del Monte Hijedo permite conocer uno d elos robledales de roble albbar más extensos y mejor conservados de la cantábrica. Los cronistas de la Alta ÇEdad Media contaba qe los monjes que se trasladaban a evagelizar territorios situados al norte de Castilla tenían que atravesar "la seva de Higedo", de extraordinaria frondosidad y poblada de terribles fieras.
Los robledales comenzaron a sufrir intentsas explotaciones en la Edad Media para cubrir las necesidades de leña y carbón. En el siglo XVII, para fomentar la construcción de navíos, la Marina obtuvo privilegios en la administración de los bosques. Posteriormente, en los siglos 18 y 19, la madera de roble se utilizó para la elaboración del carbón destinado a las ferrerías.
En la actualidad el bosque del Hijedo, se recupera debido al abandono rural, al empleo de nuevos combustibles y la implantación de cortas selectivas." Extraido de Monte Hijedo
Como llegar al comienzo de la ruta: Debemos de llegar a Arija, conocida por sus playas sobre el embalse del Ebro. De Arija por la BU-V-6423 a Santa Gadea de Alfoz. Al salir de este último, a la derecha parte una pista asfaltada, que indica Los Riconchos. Tras unos 3 kms por la pista vemos un aparcamiento a la derecha, y un carte indicativo del inicio de la ruta.
Como venimos de Vizcaya, aprovechamos para hacer una paradita en Espinosa de los Monteros y una visita express. Plaza de Sancho García e iglesia de santa Cecilia:
El ayuntamiento:
Viviendas de estilo montañés en la plaza:
Palacio de Chiloeches desde la arcada:
Torre de la iglesia
Escudo en la fachada del palacio de los marqueses de Chiloeches
El otoño parece que quiere ir entrando, aunque aun esta muy verde:
Aunque algunos árboles sí que han cogido color:
La ruta es la PR-BU 30. No hay más que seguir las indicaciones de PR. El sendero es muy sencillo, y sigue una pista de tierra hasta la cabaña de Higedo, y a partir de aquí un bucle que nos bajará al fondo del valle excavado pro el arroyo Hijedo, para luego remontarlo por su margen izquierda hasta su cabecera, donde volveremos por su margen derecho, cruzando varias regatas tributarias del mismo. Son unos 11 kms y apenas 200 mts de desnivel acumulado, que a Eva y Danel se les hicieron algo largos.
Mapa obtenido de: Mapa
Aparcamos y este es el panorama. El día está bastante cerrado:
Inicio de la pista, perfectamente indicada:
Acebo, cargado:
Caminando por los pastos. Aun no hemos entrado en el bosque:
Algún roble va cogiendo color
El bosque
Llegamos a la cabaña de Hijedo, un conjunto curioso de diferentes edificios
La ermita y el pozo
El corral
El bosque
El sendero prosigue en bajada desde la misma cabaña
Pastos:
A partir de aquí el camino se interna en el mágico bosque
Colores
Sendero
Bosque
y más contrastes
Caminando
Roca cubierta de musgo
Curioso arbol
que me da pie a hacer la foto artística del día, je, je
Lugares con "duende"
Empezamos con las setas, estas en el hueco del tronco de un árbol
Sendero
Y más bosque
Y más contrastes
Unas cuantas setas. Aunque las he buscado, no me atrevo a ponerlas nombre:
Nos retrasamos un buen rato. Continuamos hasta este gran roble junto al sendero
Danel, que parece que sigue mis aficiones, con su camara de juguete, pero que saca buenas fotos
Y llegamos al fondo del barranco, donde alcanzamos el cauce del arroyo
Y los primeros ejemplares de Amanita Muscario (la seta de los gnomos)
entre otras, desconocidas para mi
Ejemplar joven de amanita
Aquí integrada en el entorno, aunque me salió un poco desenfocada
Un par de colonias
Aquí sí integré bien a la amanita en el entorno:
El arroyo
Un ejemplar casi perfecto
Paramos un rato a comer. Y luego continuamos, remontando el barranco (lo que hemos bajado, hay que subirlo)
Hasta la cabecera, en que salimos del bosque
Ahora que hemos salido del bosque, el sol aprieta. Una fuente nos sirve para refrescarnos
La pista sigue hacia el norte, el pr, se vuelve a internar en el bosque
Una panorámica de toda la cabecera
Y nos volvemos a internar en el bosque
Aquí la luz se reflejaba en el acebo con tal intensidad, que le daba tonos azulados
Pasamos la primera regata que desemboca más abajo en el arroyo Higedo:
Eva y Danel perdido en este fantástico bosque
Barranco que forma la segunda regata
regata que atravesamos un poco más adelante
Danel en el sendero
El sendero sigue atravesando rincones parecidos pero todos mágicos
Algunas ramas parecen "flotar" en planos diferentes
Volvemos a hacer otra parada técnica por las setas
El camino nos lleva hasta este gran tejo
Auténtico emperador de estos pagos
Tras rendirle merecido tributo por todos los acontecimientos y personajes que habrá podido ver pasar a lo largo de los siglos continuamos hasta el mirador, que nos da una idea de la extensión de esta auténtica selva:
Volvemos a pasar por la cabaña, y por la pista de vuelta al coche. No sin antes hacer unas macros al acebo
Desde el coche ahora sí que se ve el pantano del Ebro
Y otros paisajes que esta mañana estaban ocultos
Para volver, pensábamos hacer una visita a Orbaneja del Castillo. Pero el navegador me mandó por una carretera que no existe (supongo que se cargó porque existió el proyecto, y la crisis hizo que se desestimara). El hecho es que en Google maps, también sale la misma carretera "fantasma", je, je.
Al final, como se nos hizo tarde, y había que dar más rodeo, no fuimos. Pero al volver por el valle de Manzanedo (precioso, ya he tomado nota, para hacerle una visita pronto), paramos en el recoleto pueblito de Crespos, con preciosas estampas rurales:
Y una casa rural que tenía una pinta fabulosa (me anoté el teléfono para futuras ocasiones):
Junto a ella un arce que sí que ha cogido color
Y otro pequeño arce vestido de preciosos colores:
La bonita ermita de Crespos
El pueblo tenía pocas casas, pero casi todas magnificamente cuidadas:
Detalle de la enredadera, de preciosos colores
Volvimos paseando. La campiña
Los majestuosos árboles de rivera me encandilaron
Jugando a los contrastes del amarillo sobre rojo
Y así acabó nuestra excursión por Burgos, no sin antes tomarnos un café en Villarcayo.
No pongo tiempos, cualquier caminante medio podría reducirlos muy considerablemente. Nos lo tomamos con muchísima calma, además de estar muchísimo tiempo con las setas.
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