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domingo, 12 de agosto de 2012

DEL PUENTE DE PIEDRA AL PUENTE DE HIERRO. UN PASEO POR EL DUERO A SU PASO POR TORO

La ciudad de Toro, en la cual veraneo desde que conocí a mi mujer, es la 3ª en importancia de la provincia de Zamora. En realidad su importancia actual no hace honor a su relevancia histórica. Fue aquí, en 1476, en la batalla de Toro, donde los reyes católicos comenzaron a forjar la unidad de España (Fernando de Aragón se impuso al rey de Portugal que apoyaba los derechos de Juana frente a Isabel, a la sazón, esposa de Fernando).

En 1505, tras la muerte de Isabel, serían convocadas por Fernando las cortes en esta ciudad, dando lugar las mismas a 83 leyes o preceptos que, con modificaciones, permanecieron en vigor hasta el codigo civil de 1889. Recuerdo de aquellas cortes queda la fachada del llamado palacio de las leyes.

Pasear por sus calles es evocar la historia que ha pasado por esta bella ciudad, que llegó a ser, hasta 1804, cabeza provincial. Sus tierras se extendían por parte de Zamora, Valladolid, y llegaban hasta el alto Carrión, en Palencia. De toda esta historia quedan varios monumentos, destacando sobre todo la colegiata de Santa María la Mayor, de estilo románico:


Otro atractivo es el vino. Con la calificación obtenida en el año 1987 de D.O. de Toro, y la creación de un consejo regulador de la misma, se daba forma a una tradición vinícola de siglos en toda la comarca. Quién venga por Toro debiera sentarse en alguna de las muchas terrazas de la plaza Mayor y degustar un buen caldo, dejando pasar la tarde.

Lamentablemente, el interés montañero de Toro es nulo, al estar asentado en un alto sobre la llanura aluvial del Duero. Vamos, que la montaña más cercana, digna de tal nombre, se encuentra a muchos kilómetros de aquí. No obstante, gracias a los trabajos realizados por la Asociación Cultural Proculto, se ha podido abrir un sendero, que a lo largo de unos dos kilómetros recorre la ribera norte del Duero, entre los emblemáticos puentes de piedra y de hierro.

Puente de piedra, de origen medieval:


Cartel indicador del inicio de la ruta:


Fuente del caño, al inicio del recorrido. No será la última


Vista de la colegiata desde el puente de piedra


Colegiata desde la orilla sur (la contraria a la cual por la que discurre el sendero)


Bodegas excavadas en la tierra, muy típicas (de hecho en Toro hay un gran número de estas bodegas, que en algún caso ha provocado hunidimientos de inmuebles)


Inicio de la ruta:


El ffcc Zamora-Medina, va paralelo al sendero


A lo largo del camino, salpicado de diferentes tipos de árboles, hay carteles indicativos. También se han habilitado areas de descanso en lugares estratégicos, con bellas vistas sobre el Duero


El sendero está perfectamente habilitado (ideal para un paseo con niños)


Pasamos bajo las llamadas barranqueras del Canto. Desde esa calle de Toro, descienden en formas que se asemejan a los badlands, hasta casi la orilla del río


Seguimos por el sendero entre numerosos árboles, fresnos, chopos, álamos, alerces..., los carteles informativos sirven de ayuda a interpretar todo el recorrido:


Y sobre la vegetación destaca el descarnado color tierra de las barranqueras:


Aproximadamente a la mitad del recorrido llegamos a un singular paraje, conocido como Huerta de Carazo, donde existe una fuente con aljibe, lamentablemente seca en época estival. En el pequeño enclave destacan varios frutales


Un poco más adelante la fuente de la Teja, que traía poco más que un hilillo de agua, y que según me han contado, era utilizada, no hace tanto como fuente para acarrear agua a las casas


Ya cerca del final, la fuente lavadero de San Tirso, donde las mujeres del pueblo bajaban a hacer la colada (esto también me lo han contado familiares de mi mujer), vestigios de tiempos mucho más duros que los actuales:


Un par de imagenes del sendero



antes de llegar al final de recorrido, el puente de hierro, este actualmente se sigue utilizando, y es de donde sale la carretera de Salamanca. Puente de único sentido cuando es atravesado por los camiones que vienen de la azucarera


Otra del puente de hierro


Recorrido que se hace fácilmente en unos 30 minutos. La vuelta por el mismo camino, o se puede subir desde el puente de hierro al Canto. Eso ya queda a gusto del caminante.

No obstante, no tendría perdón, haber llegado hasta aquí, y no pasarse por la ciudad, a contemplar sus calles cargadas de historia, y como ya he dicho, tomarse un vino acompañado de alguna tapa, para reponerse del esfuerzo, que aunque no haya sido excesivo, sí que habremos hecho méritos para saborearlo

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