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martes, 13 de agosto de 2013

CURAVACAS

Enorme montaña de conglomerado negriverde. Una de las más altas de la cordillera cantábrica, y también una de las más míticas, por sus difíciles y peligrosas ascensiones invernales. Segunda salida en la montaña palentina, que parece más cercana a Bilbao de lo que realmente está. La primera a Peña Prieta en: PEÑA PRIETA

Al ir de Bilbao a Toro, poco después de pasar Aguilar, siempre me quedo embelesado contemplando la montaña palentina. Allí 2 montañas destacan sobre todas: a lo lejos el fulgor plateado del Espigüete. Más cerca, una mole negruzca, que eclipsa el resto de este macizo. Muchas veces me he planteado desviarme para intentar cualquiera de las dos, pero no ha sido hasta este año, en que vuelvo solo de Toro a Bilbao en que me decido a intentarla.

Poco antes de Aguilar (poco después si se viene de Bilbao) en la autovía Cantabria-Meseta, un cartel indica el desvío a la montaña palentina. Se Continúa en dirección a Velilla del Rio Carrión, hasta ver un desvío a Vidrieros, lugar donde comienza la ruta más clásica de la cara sur.

La cara norte tiene otras vías muy interesantes, pero con aproximaciones larguísimas, y viniendo en tránsito de Toro a Bilbao decido no complicarme y hacer la ruta normal. En el futuro ya tendré tiempo de intentar otras posibilidades (que esta montaña las tiene, y muchísimas).

Vidrieros, 9 y media de la mañana. Me he vuelto a perder (maldito navegador). No es muy pronto, y menos para el madrugón que me he dado, pero bueno


Salgo del pueblo en dirección oeste por pista. El camino no tiene pérdida. La vista del objetivo en todo momento me da motivación. No hay que llamarse a engaño, en esta salida la distancia apenas cuenta: es el desnivel y el terreno lo que acabará pasando factura.


La cara sur del Curavacas. Se ve claramente la gran grieta de la canal SO, una de las ascensiones míticas en invernal, donde se han producido varios accidentes. A su derecha asciende la vía normal, el Callejo grande, por donde voy a subir


Atravieso un puentecillo con señales


Y en seguida esta bifurcación. A la derecha, la subida al Curavacas. Por la izquierda, la larga pista nos llevaría a diferentes opciones dentro de la cresta del propio Curavacas: Pico de Hoya Continúa, la Curruquilla, etc.... pero suponen jornadas mucho más largas, por la aproximación.


La pista se convierte en camino, y el camino en sendero que se introduce en un bonito bosque


que sube junto a un arroyo, que da frescor (serán los últimos momentos de frescor del día hasta la bajada)


Por allí asoma la auténtica bestia. Aun parece cercana, luego me daré cuenta como engaña la ascensión


Porque el bosque acaba y salgo a terreno abierto


Atravesando este prado de color amarillento


en muy suave subida, que será el último tramo de tregua que nos ofrezca la montaña.


Hasta aquí, unos 45 minutos de bonito paseo. He gando algo de desnivel, pero muy poco. A partir de aquí comienza una, como decir, incomodísima pedrera, que se hace interminable. Hay un sendero marcado, que sube haciendo zetas, pero sigue siendo incómodo.


ahora sí se gana altura con rapidez. Ahí abajo está el prado que marca el comienzo de las auténticas hostilidades.


Aquí impongo ese ritmo lento y en principio cansino, que parece que no avanzo nada, pero que la experiencia me demuestra que es el mejor en este tipo de terrenos. Ahí enfrete  la canal SW, la gran grieta que atraviesa la cara sur de la montaña. Por un momento se me pasa por la cabeza intentar subir por ahí, pero en seguida me digo que no, porque la dificultad me puede hacer desistir, y hoy quiero hacer cima.


Y el Callejo Grande, que permite una fácil ascensión, desde mitad de la pedrera


Poco a poco, pasito a pasito, sin prisa  pero sin pausa, me voy acercando al Callejo.


Alcanzo la entrada del Callejo a las 11 y cuarto, hora y 3 cuartos desde que empecé a andar. Aquí descanso unos minutos y bebo agua. Pero rápido hacia arriba.


Espectaculares picos de roca nos flanquean el camino. Llama la atención este tipo de roca, más propia de Gredos que de la Cantábrica.


Si la pedrera ha sido incómoda, el Callejo lo es aun más. Exije alguna trepadita muy fácil siempre que no se deje el camino principal (algunos se habían salido y les tocaba destrepar en zonas más complicadas)


Vista atras. Hay que andarse con cuidado, porque la inclinación es muy fuerte, y se pueden arrojar piedras, alguna de gran tamaño. Y por lo general no estaremos solos.


Llegando hacia el final hay que girar a la izquierda, y luego subir por una canaleta, también muy fácil. En todo caso el camino es evidente y está muy bien señalizado.


Ya llegando al final



Mirada atras


En esta ruta es difícil encontrarse solo


El callejo desemboca en una grieta que da paso a la cara norte, que hoy tengo la suerte de que tiene un espléndido mar de nubes.


A partir de ahí se crestea a la cima por un sendero sin ninguna dificultad. Las nubes no pueden traspasar la mole de esta montaña y se quedan ahí, dejando la meseta hacia el sur totalmente limpia


Pero lo mejor, para mi, del Curavacas es.... el Espigüete. Que morfología tan diferente. Como contrasta esa roca blanca, con el negro verdoso del Curavacas. Desde aquí me encantó y me sorprendió, pese a ser más bajo.


12:15. CURAVACAS (2524 MTS). 2 horas 45 minutos. No está mal, y eso que el paso que traía parecía cansino.



Que gran mirador de Picos es la montaña Palentina...


Pero es el Espigüete el que atre todas las miradas.


Cima


Más Espigüete. es que es llamativo el cabrito de él


Cruz y bártulos en la cima


Vistas hacia el sur


Embase de Camporredondo


Hacia el SW.


El Curavacas tiene tres cimas bien diferenciadas: la oriental, que es la principal y la que he subido. La central, y la occidental, accesibles desde la principal por camino con alguna dificultad, más que por dificultad técnica, por tener que encontrar los mejores pasos. Aquí aparecen la central a la izquierda, y la occidental a la derecha, escoltando, como no, al Espigüete:


Autorretrato


Panorámica desde la cima:



Y panorámica de los picos



Un perro subió a la cima. Fue la comidilla de los que habíamos subido, porque todo el mundo preguntaba de quién era, y resultó que no era de nadie. Que había subido solo. Un perro montañero. Aproveché su pose para hacer esta toma:


Colgado sobre el Callejo Grande por donde he subido y por donde tengo que bajar. Evidentemente ni he subido ni voy a bajar directo por esa ladera cortada a pico. Se rodea por la cara norte y es bastante más sencillo.


Tras 45 minutos en la cima, a la una empiezo a bajar. Llego a la grieta y me despido de  la cara norte y su mar de nubes


Grieta


Adios, mar de nubes. En breve tendré que meterme ahí camino de Bilbao, y dejando los cielos limpios y los calores de la meseta.


Hago la bajada bastante rápida, aprovechando los apoyos de los bastones (muy recomendables, sobre todo para la bajada). Aprovecho también para algún macro


Otra mirada a la pedrera. A la subida es incómoda, y a la bajada también. Hay gente que les gusta bajar a todo trapo por este tipo de pedrerar. Lo siento pero no soy de esos: mis rodillas ya no me lo permiten, y aunque bajo con rápidez, siempre con cuidad y buscando el apoyo en los bastones.


hasta llegar a la zona del arroyo, y volver al frescor (relativo porque el sol ya está alto y la hora que es no invita  a que refresque mucho; aunque tengo que decir que he tenido suerte, porque el día no ha sido muy caluroso).



Y me despido de esta montaña bestial que es el Curavacas


A las 3 estaba en el coche. Han sido 5 horas y media (2:45 de subida; 45 arriba y 2 de bajada). Son apenas 10 kms lineales ida y vuelta, pero 1200 mts de desnivel que hacen que la montaña se haga durísima. No obstante, por esta vía es una ascensión perfectamente asequible en verano. En invierno será otro cantar, porque el desnivel es muy fuerte y constante, y habrá que tener en cuenta el riesgo de aludes.

Al volver, paré un instante, para sacar al embalse de Ruesga.


Pretendía volver en breve a esta zona, para hacer el Espigüete. Problemas familiares, me lo van a impedir, no obstante queda pendiente para el futuro. El Espigüete sigue llamandome fuertemente la atención, y no quiero dejar de intentar ver el Curavacas desde su cima.

3 comentarios:

  1. Yo, Xavier Pellicer, en el último tramo me desvié a la derecha para descansar y el cansancio no me dejó ver que que había que retomar la senda que gira a la izquierda, por donde hay una gran piedra suelta. El caso es que me precipité 6 metros por un barranco de donde me rescató un montañero.

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  2. Yo, Xavier Pellicer (Bellreguard), en el último tramo me desvié a la derecha para descansar y el cansancio no me dejó ver que había que retomar la senda que gira a la izquierda, por donde hay una gran piedra suelta. El caso es que me precipité 6 metros por un barranco (El Engaño) de donde me rescató un montañero (Paco).

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